Estoy decepcionado de las elecciones. Decepcionado de los candidatos y los electores. Decepcionado de las propuestas, los caudillos y las turbas enardecidas.
Es increíble cómo se han ido dando las cosas. El país en la segunda vuelta se ha dividido en tres partes: los que van a votar por Ollanta, los que votarán por Keiko y los que no quieren votar por ninguno. Las tres posiciones tienen muy clara su decisión.
Lamentablemente, las razones por las que no quieren votar rayan a menudo con un odio ciego al otro y por lo tanto, animosidad contra quienes lo apoyen. He visto peleas de cantina, de colegio, amigos separándose, discriminaciones... y etiquetas, muchas muchas etiquetas. Que tu eres un ignorante, un fujimorista, rata, PPKeiko, un cholo, humalista, comunista, etc. Como si todos los que van a votar por Ollanta son humalistas o los que van a votar por Keiko son fujimoristas.
Pero el odio puede mas. Keiko tiene un legado de un gobierno corrupto y un padre condenado por crímenes de lesa humanidad. Violaciones de derechos humanos, asesinatos y desapariciones, mutilación de mujeres, todo eso ha tenido el casi oncenio de Alberto Fujimori. Ella fue primera dama mientras su madre era torturada en el SIN y no dijo nada públicamente. A ella se le achacan todos los pecados de su padre y no solo eso, sino se le cuestiona por llevar en su plantel gente sospechosa como tantos que acompañaron a su padre en los gobiernos anteriores. Pero hay aquí algo mas que simple sospecha: Hay odio ciego en contra del condenable gobierno de los 90 y que como ella es su hija y estuvo presente, debe ser igual de culpable, sucia y vil. Y tal vez lo es, porque ella ha vivido criada en todo eso y se ha empapado de política.
Contra Ollanta también hay mucho odio. El anterior miembro del ejército ha participado en un golpe de estado orquestado para propiciar una fuga de Vladimiro Montesinos. Su hermano Antauro asesinó a policias en Andahuaylas para que luego Ollanta pida desde Corea del Sur la renuncia del entonces presidente Toledo. Su padre tampoco se queda atrás, el dio declaraciones racistas, de odio, antichilenas. El puso a sus hijos en la vida militar, el ha sido el mentor y guía inicial de sus hijos, como un padre lo es de cada uno. Su padre si hubiera gobernado hubiera sido un gobierno represivo, racista, belicista. Muchos de nosotros, peruanos de diferentes orígenes e historia, no estaríamos aquí. Se sospecha que Ollanta sea igual. Se sospecha que quiera hacer un gobierno como el de Chavez. Se sospecha que el polo blanco que ahora usa es pura pantalla, una mentira como la de cualquier político a la que estamos acostumbrados.
Entonces, ambos candidatos a mi parecer comparten algo en común: Tienen un legado paternal terrible y una actitud personal de aparente permisibilidad a ese legado. Sin embargo, la diferencia es que los Humala no gobernaron. Ahí es justo donde una parte de su electorado pone toda su fe y esperanza, en que hará un gobierno bueno.
No voy a discutir los planes de gobierno porque ambos tienen deficiencias y como siempre, nungún candidato cumple a rajatabla sus planes de gobierno. Lo que voy a discutir aquí, es cómo la gente se ha portado alrededor de estos dos políticos. Muchos apoyan con pasión a su candidato y se indignan en contra de los deseos de votar por el contrario. Me ha pasado, he leído y escuchado razones ridículas en contra de Ollanta, en contra de Keiko, criticando los pecados de uno y olvidando los del otro. Criticando a los que apoyan a uno, pero olvidándose del otro.
Yo critico a Ollanta y me dicen fujimorista, naranja. Yo no quiero criticar a Keiko porque hay tantas críticas contra ella que sería redundar. Las críticas en contra de Keiko ni siquiera son en su contra sino de algo mas grande, del gobierno de su padre. No me identifico con ella ni con su padre, de hecho nuestra familia ha sufrido mucho por ese gobierno. Jamás podría votar por ella. Pero eso no le importa a quienes me etiquetan. Soy un naranja para ellos.
Yo critico a Ollanta porque hay muy pocas críticas en contra de el. No quiero que mi Facebook se convierta en la tribuna de la bilis y por eso no escribo a diario. El facebook de muchos se ha convertido en páginas de odio a los que la mitad de la población no quiere volver a visitar hasta que pase el 5 de Junio, con suerte. Cuando critico a Ollanta trato de basarme en los hechos que conozco y las sospechas razonables por las que creo que el no es bueno. Y siempre trato de informarme antes de criticar.
Es como si votar viciado fuera un voto extraño, irresponsable, de alquien que se quiere lavar las manos. Pensemos: A mi no me convence ninguno de los dos. Nadie me obliga a votar por uno de ellos. Si no me convence ninguno, que salga uno u otro es lo mismo para mi. ¿Por qué es irresponsable si favorecer a cualquiera nos es irrelevante? Igual voy a estar inmediatamente en la oposición.
Estos ni siquieran son partidos reales, son caudillos. Si Ollanta o Keiko salieran del juego, la única opción de supervivencia de sus grupos es que un familiar asumiera el mando. Fuerza 2011 antes era cambio noventa, nueva mayoría, cambio 95, 99, 33333.333, etc. Gana Perú es una serie de agrupaciones políticas unidas por un líder carismático. Sin ellos esos grupos se dividirían. Ni siquiera son una ideología, son personas. Admiro en parte partidos políticos como los de antes, aunque no hayan tenido la inteligencia suficiente como para reinventarse.
Espero que el 5 todos vayamos a votar por lo que nuestra conciencia nos dicte y sepamos luego hacernos responsables por todo lo que hemos defendido y por nuestras acciones desde ahora hasta el próximo gobierno. Se que muchos lo estarán.
viernes, 3 de junio de 2011
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