miércoles, 21 de mayo de 2008

Hasta pronto Cali! parte 2

Llegamos a Cartagena, y como dije, me encanta la zona amurallada. El año pasado estuve hospedado en un hostel en el barrio de Getsemaní, ubicado a un par de cuadras de un parque curioso, al frente de Los Pegasos, que parece que en otros tiempos era un sitio muy interesante, donde sólo paseaban las gentes bien.
Estuvimos paseando por la zona amurallada, mirando un poco de los hermosos balcones coloridos (en Cartagena son alegres pero en Lima son elegantes), sus plazas y sus parques. En tres ocasiones tuvimos la oportunidad de ver dos bodas religiosas y una recepción que esperaba a los invitados y novios. El lugar es mas que perfecto para una boda de ese tipo.
Llegamos a la plaza de Santo Domingo a almorzar. Como es lógico, me pedí un delicioso pescado (creo que esta vez fue pargo) frito, arroz con coco, ensalada y patacones. Una delicia. "Jona" hizo lo mismo y Mily pidió su pollito, pobre, no le gusta el pescado jejeje.
Después del almuerzo, caminamos un poco y yo inocentemente (léase: insistentemente) le hice recordar a Jona que compráramos el gorro que habíamos visto. De camino a la tienda, uno no puede dejar de admirar las ventajas del calor: poca ropa. Creo que por eso el Sol era adorado. En fin, llegamos a la tienda de marras, y vimos los codiciados gorritos: interesantes pero no tanto, pero ya que había insistido tanto, no tuve mas remedio que comprarme uno. Tomé el más simpático que vi y que me quedó muy bien y nos fuimos.
Lo que sigue fue un paseo por el malecón, y ya de noche fuimos a Bocagrande. Casualidades de la vida, el taxi nos dejó en el mismo restaurante en la playa que estuve la vez anterior. Pero esta vez el olor a pescado era muy intenso y no pudimos entrar, solo compramos 3 cervezas (gracias Mily!) y nos fuimos a la playa a tomarlas. Me sentí listo para armar a fiesta en la playa... lastima que tuvimos que volver a B/quilla.
Para la noche en B/quilla nos encontramos con algunas personas y salimos. Lo mas destacable es que me encontré con mi "llave" con el que estuve trabajando aqui en Lima, y conocí a su novia. La noche estuvo bien, pero esperaba baile y harta "rumba", aunque lamentablemente la cosa no fue asi.
El siguiente día decidimos irnos para Santa Marta, esta a la derecha de B/quilla a sólo dos horas aproxidamente. El camino resultó ser una maravilla: a ambos lados de la carretera veíamos agua, a la izquierda el mar, y a la derecha agua dulce. No se realmente como se llama a eso geográficamente pero fue muy bonito.
La playa elegida fué El Rodadero, una playa muy bonita, de aguas tranquilas, limpias y cálidas y populosa pero no sucia (que se sepa que pueblo no es igual a suciedad si hay cultura). Es curioso ver la gran cantidad de vendedores ambulantes, cuya estrategia comercial ganadora es clavarte el producto, osea te lo ponen en las manos, o te empiezan a hacer el masaje o te sirven la comida y como no puedes reaccionar no atinas mas que a pagar. "¿Cuanto sale?" debiste preguntar antes papá...
Entre la arena y la pista hay una hilera de palmera que le da el toque de playa paradisíaca. En eso llegó un tipo que jalaba su carrito/barco/bar y dije: "Tengo que tomarme una foto con mi coco!" asi que lo asaltamos, pedimos nuestros cocos de rigor con su trago mas, y a la sesión de fotos! Pueden ver mis fotos en mi página de Hi5. Nos quedamos ahí todo el día, al caer el sol un par de fotos mas y a casita.
Esa noche en B/quilla salí con Jona a buscar bares. Caímos en uno que pintaba bien, pero me dió un poco de cólera (léase envidia) ver que todos bailaban pegaditos y uno pegadito a la chela. Que le vamos a hacer, salud nomas.
Al día siguiente me regresé a Cali. Queda decir que en esas 3 ciudades tienen la mala costumbre de poner el aires acondicionado a 20 grados menos que en la calle, con esos cambios de clima tan bruscos me parece curioso como no hay enfermedades respiratorias.
Quería hacer mas extenso el relato pero me estoy yendo por las ramas. Al regreso a Cali, fuí a trabajar mas relajado, tranquilo y con una sonrisa. Estaba un poco aturdido con tanta belleza caleña, la secre, la chica de las fotocopias, unas reinas de belleza. Pero la que capturó mi atención era la chica que reponía las gaseosas en la máquina expendedora. Desde el día uno que la conocí nos saludabamos tan cortésmente, casi en tono de juego, pero realmente me encantó. El último día en la oficina decidí pedirle salir en la noche, pero oh, ella no fué a trabajar. Espero regresar para poder ir y verla.
¿Que mas puedo decir? comi rico, por un gentil auspicio de los viáticos, casi siempre comía variado, aunque a veces volvía a El Corral, las mejores hamburguesas, después de Bembos, las del Peru. El cliente espectacular, las niñas lindas y la gente amable y muy chévere. Aunque algo faltaba, no se que pero que lo sigo encontrando en mi Lima querida y odiada.
Algún día volveré por allá, a Cali pachanguero. Dios mediante.

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