jueves, 5 de junio de 2008

Primer viaje (me resfrié en Brasil)

Esto ocurrió alrededor de un mes antes del 14 de febrero del 2007. Me avisaron que me iba de viaje a un curso de capacitación en Sao Paulo, y no podía creerlo. Brasil! al fin saldré fuera del país, y encima a un país tan famoso como ese.

Inmediatamente saqué lo necesario: vacuna de fiebre amarilla, ropa de Ripley y Saga (si pues, no tenía ropa decente para llevar, como si la ropa de Ripley o Saga fuera decente...), un maletín que utilicé para mi viaje de promo, y mi laptop. El pasaporte ya lo tenía porque lo saqué 3 años antes cuando tenía la esperanza de viajar a USA, ya saben, promesas de visitar a la ex...

En fin... llegó el día 0, la familia despidiendose de uno, qué orgullo va a conocer el mundo, oraciones y bendiciones. Y el avión partió para Brasil (media hora tarde, claro, era Gol). Llego al aeropuerto de Guarulhos, y de ahí pido un taxi. Mi primer contacto en un país lejano, con gente que no conozco, muy bueno, el tipo hablaba alguito de español, producto quizá de tanto relacionarse con extranjeros. Me paseó un poco por la ciudad, ya saben yo cámara en mano filmando/fotografiando todo lo que se aparecía.

A pesar de que íbamos conversando, o mas bien tratando de conversar, el viaje se hizo largo. Cuando llegamos al lugar, el taxista me dice que vale 110 reales, para mi eso no significaba nada, hasta que me da el precio en dólares: ¡50 y tantos! que robo dije, pero en fin, el viaje fue realmente largo. Le pagué y me bajé.

Mas tarde, salí del hotel para buscar algo que comer, y encontré un sitio de los conocidos como lancheterías (que sirven lanchonetes claro está) y pedí algo que comer. Quería algo tipico y recorde que el taxista me habló del picadinho, así que se lo pedí. Pusieron la carne en la plancha y me puse a pensar en si recibían dólares, y el mozo me dijo que no... me asusté, mas bien me avergoncé y le dije que no tenía otra moneda, pero que volvía con reales. El mozo no me creyó pero canceló la orden y me dijo que cambiaban en el "shopping" Morumbi, a unas cuantas cuadras. Entonces tomé un taxi inmediatamente, pensando que si en el anterior me cambiaron, en este también lo harían. No tenía alternativa, si quería comer debía hacerlo. Me subí y afortunadamente me cambió el dinero por reales, gracias a Dios. Busqué dentro del centro comercial la casa de cambios pero ¡oh! estaba cerrada, los sábados cerraban temprano señor. De pasada ahí aprendí a saludar con la mano en señal de todo chévere (el puño cerrado y el pulgar arriba). Como no tenía mas que ese dinero, decidí regresarme caminando, eran como 10+ cuadras, pero si quería comer lo tenía que hacer señores.

La caminata fue muy interesante, toda la avenida se ve muy bonita, hasta que pasé por el edificio de O Globo, y el escenario cambió en las siguientes dos cuadras, carros viejisimos, reencauchadoras, casas muy humildes y gente pidiendo plata en la calle. De hecho al día siguiente que intenté la misma proeza un niño de la calle me habló alzando los brazos, en un ademán que me pareció violento, pero de repente era por no haberle entendido nada. Pasada la segunda cuadra todo volvió a la normalidad, las casas y la zona volvieron a verse bonitas y elegantes. Qué contraste tan curioso, creo que ahí vi una realidad de Brasil.

Llegué cerca de las 6 pm a la lanchetería, orgulloso y cansado, y le pido mi picadinho al mozo que me veía sorprendido. qué habrá pensado, pero yo quería cumplir con mi palabra de volver. Así que pusieron la carne de nuevo y me trajeron mi picadinho. Como estaba cansado y hacía tanto calor pedí algo para tomar y me dieron una bebida que hasta el día de hoy es mi favorita (sorry Inka Kola): Guaraná Antartica, la gaseosa de los dioses.

La comida comenzó a llegar y me dieron todo en pequeñas fuentes metálicos: los frejoles en uno, la ensalada de tomate y cebolla en otra y el picadinho en otro. De hecho el picadinho es una carne suave como la malaya (o la sobrebarriga) cocida, con arroz y papas, muy rico. También me dieron un plato extra, que no entendí para que era. así que lo dejé de lado y prácticamente tragué directo de las fuentes. Claro, luego me dí cuenta que en el plato se ponía la comida, pero que diablos, moría de sed y hambre. Pagué y me fuí muy contento.

En la noche pregunté a la niña del hotel a dónde es que podía ir a beber o bailar, y me recomendó Vila Olimpia, una zona de bares. Me fuí para alla y busqué qué hacer. El lugar es precioso, entré a un bar (¿Bar de Mario?) con una barra enorme, estilo antiguo y la pared hasta el techo lleno de botellas. Como me gusto el sitio me quedé y me tomé unas chelas, creo que eran Antartica o Skol, en fin estaban buenas. Me sentí un poco solo así que acabé rápido y me fuí a una disco, si mal no recuerdo se llamaba Buena Vista. Buena discoteca, te dan una cartilla donde anotan lo que bebes y a la salida lo pagas. Un borrachín se puso a hablar conmigo y de ahí me empujó hacia una chica que le habia echado el ojo, así que me acerqué a ella y bailé. Traté de hablar con ella pero no entendía español, yo no "falaba" portugués, así que hablamos en inglés (nada de ¡Yungay! jajaja), me dió su teléfono y quedamos en vernos otro día, recuerdo bien su nombre, sólo diré que se apellida Churchil, nunca había oído ese apellido fuera del tío Winston. Seguí toneando rico y salí de la disco.

Epa, no salí aún, como decía a la salida de la disco tenía que pagar lo consumido, y la caja está en la salida (y la gente de seguridad te mataba antes de que toque). No aceptaban dólares, así que les dí mi tarjeta. Mi tarjeta no pasaba, asi que les di la otra. Esta otra tampoco pasaba, así que sudé oré y les dí la última, y pasó. Relajo. Pude salir ileso. Me tomé un taxi y me fuí al hotel, mañana era un dia importante, la gente de Colombia llegaría a hospedarse en el mismo hotel para tomar el curso, ellos son de la misma empresa pero en colombia y al fín los conocería.
Pero eso lo dejaré para la segunda parte...

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